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33 Y en aquella misma hora, el carcelero les lavó las heridas y se bautizó junto con los demás miembros de su familia. 34 Después prepararon un banquete y el carcelero rebosaba de gozo, al igual que sus familiares, porque ya todos creían en Dios.

35 A la siguiente mañana se presentaron ante el carcelero varios alguaciles:

―Dicen los magistrados que sueltes a esos hombres —le ordenaron.

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